La revolución de Patch Adams

No tiene sentido discutir la forma en que cada uno de nosotros debe cambiar, ya que todos estamos conformado por nuestro entorno inmediato: familia, escuela y sociedad. Sin embargo, si comenzamos a actuar como si estuviéramos jugando un juego agradable, llamado “altruismo”, sería el juego más atractivo y profundo que hemos jugado jamás: uno que cambiará nuestra vida, que es tan divertido, que con mucho gusto dedicaremos el tiempo libre a la construcción de un buen ambiente, fundado en la responsabilidad mutua. Y nuestro ego no tendrá otro remedio que liberarnos para esta tarea, ya que sólo se preocupa en sentir placer.

Esto no debería requerir de mucho esfuerzo, pues es fácil cambiar cuando estamos motivados a apoyarnos unos a otros. Necesitamos sólo aceptar la responsabilidad mutua, que es la “alfombra roja” para el futuro que todos deseamos: equilibrio real, paz, prosperidad y seguridad. La responsabilidad es la capacidad de elegir cómo responder a nuestro egoísmo, y, en esta etapa de nuestra evolución individual y colectiva, estamos obligados a empezar a ser responsables para servir a nuestros intereses comunes.

El ego y la opinión pública

Cuando analizamos la naturaleza del comportamiento humano, descubrimos que este es manejado por el Ego, el cual se preocupa por dos cosas solamente: sentir placer y evitar dolor. Si nos examinamos con detalle, notaremos que aparte de las necesidades básicas, nosotros heredamos todos nuestros deseos de la sociedad en que vivimos: que comemos, como nos vestimos, la profesión que escogemos, los bienes que deseamos fervientemente, y hasta nuestras actitudes hacia el resto del mundo. Adquirimos nuestras preferencias de aquellos a quienes fuimos enseñados a respetar y admirar.

Más aun, una vez que nuestras necesidades básicas están cubiertas, algunos desarrollan un deseo de controlar a otros y aprovecharse de ellos. Después de determinar que queremos, nosotros comenzamos a buscar la forma de obtenerlo. Esta es la razón por la que somos tan dependientes de la sociedad, es quien alimenta nuestros deseos y nos provee de los medios para satisfacerlos.

Es por eso, que si nosotros construimos una sociedad que valore la cooperación y la compasión por los demás, evitaremos el egoísmo, el consumismo, la búsqueda de fama y fortuna y de poder como una forma de obtener reconocimiento y aprobación del prójimo.

De alguna manera o de otra, el Ego demanda conexión con la sociedad mientras se mira a sí mismo como el controlador. Pero la sociedad puede implantar en nosotros, valores opuestos sin destruir nuestro ego: Alcanzar la grandeza, sentirse orgulloso, ser todo lo que puedas ser y aun más! Pero hacerlo de una manera constructiva envés de destructiva.

En otras palabras, el ego, el cual es usado para lograr beneficios personales a expensas de otros, puede gradualmente ser transformado a través de la influencia del ambiente y la sociedad en que vivimos.

Imaginen a alguien lanzándose a la presidencia o aplicando por un cargo de elección popular. Cuáles son sus objetivos? Estar en el poder, probar que ellos son más capaces! Ellos quieren manejar el gobierno, hacer nuevas leyes, y establecer un nuevo orden. Sin embargo, que le dicen al pueblo? Algo como “Nosotros serviremos a todos, trabajaremos por el bien público; los trataremos a todos como si fueran parte de nuestra familia”

Esto es un ejemplo de cómo una conexión con la sociedad compele a una persona a mostrar intenciones altruistas, aun que sean meras palabras, empujado realmente solo por intenciones egoístas y luchando para lograr su beneficio personal. Imagínense si la sociedad pudiese ciertamente inducir actitudes altruistas en nosotros, envés de simples palabras vacías!

Cuando un candidato compitiendo por la presidencia hace promesas- “Yo creare empleos,” Yo proveeré viviendas, estabilidad financiera” y muchas cosas más- la sociedad debería auditar su gestión y hacerlo responsables. Si los candidatos desean ser elegidos, ellos deben estar conscientes que serán auditados por las promesas hechas. A cambio, la gente les reconocerá y valorara sus liderazgos. Ellos se ganaran el respeto, el poder, y la aprobación del pueblo de acuerdo a sus esfuerzos para servir a sus constituidos.

Igualmente, no podemos quejarnos ni culpar o demandar a alguien para que cambie, ya que es inútil e irrealista. Envés, nosotros podemos influenciar a una persona (sea un líder o no) indirectamente, a través de la opinión pública a que con mucho gusto acepte las responsabilidades asignadas así como el seguimiento de su gestión.

Este tipo de metodología crearía un ambiente alentador para que las personas se adapten a conductas de acuerdo a la naturaleza de la sociedad, tal como una planta crece y se comporta de acuerdo a la temperatura, la humedad, la presión atmosférica y otras condiciones ambientales. Aun mas, el proceso en si mismo será agradable y gratificante, como cuando un niño disfruta el jugar con otros niños y aprende al mismo tiempo.